Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

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viernes, 17 de mayo de 2024

La Venta "El Ronco", en El Ronquillo (Sevilla)

     Por Amor al Arte
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     La Venta "El Ronco" se encuentra en la plaza de la Constitución Española, s/n; en El Ronquillo (Sevilla).
     Antigua venta de paso para bandoleros de la zona, data del siglo XVIII. El nombre de esta venta hace honor al nacimiento de nuestra localidad, de la que se tiene constancia desde las últimas décadas del siglo XIV.
     Esta venta hoy en día es una vivienda particular.
 
   El origen de El Ronquillo se debe a la construcción de dos ventas; una en el barrio de Zufre y otra en el barrio de Santa Olalla, inmediatas al Camino Real que unía Sevilla con Extremadura. En cuanto al nombre de nuestra localidad, proviene bien del apellido o mote del fundador de esta venta, «El Ronco» (la tradición local sostiene que nuestro ventero padecía una afección faríngea con secuela resultante de ronquera), por el terreno, abrupto y bronco o bien por estar asentado en unos prados llamados Ronquillo (Turismo de El Ronquillo). 
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Más sobre la localidad de El Ronquillo (Sevilla), en ExplicArte Sevilla.

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Un paseo por la calle Almirante Hoyos

     Por amor al Arte
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     Hoy, 17 de mayo es el aniversario del nacimiento (17 de mayo de 1786) de Francisco de Hoyos y de Larabiedra, el Almirante Hoyos, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle Almirante Hoyos, de Sevilla, dando un paseo por ella.
      La calle Almirante Hoyos es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en los Barrios de la Alfalfa, y de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo; y va de la confluencia de las calles Muñoz y Pabón, Corral del Rey, Augustos Plasencia, y Cabeza del Rey Don Pedro, a la calle Vírgenes.
     La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. 
     También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
     A  principios del s. XVIII, junto con el comienzo del actual Corral del Rey, era conocida como Correo y Correo Viejo porque en ella estuvo durante algún tiempo la administración de Correos; en 1869 se cambió por el de Prim, uno de los jefes militares de la revolución de 1868 y más tarde jefe del Gobierno, incorporando también la de Corral del Rey que constituía su prolongación. En 1873 y para conmemorar la fecha de la disolución por el gobierno del Cuerpo de Artillería, se la  rotuló como Ocho de Marzo, para volver de nuevo a denominarse Prim y, finalmente, en 1875 se cambió por el de Almirante Hoyos en homenaje a Francisco de Hoyos y Larreviedra, que fue director del Colegio Naval de San Telmo (1840 1843) y vivió en esta calle. Posteriormente, en fecha imprecisa y por poco tiempo, fue denominada Don Francisco Castañeda, para recuperar a continuación su actual nombre. Presenta ligera curvatura en forma de S, con un chaflán en su comienzo y cierta inclinación. A partir de 1867 ha sufrido procesos de ensanche y alineación que le han dado su fisonomía actual; ya González de León (1839) la describió como "angosta y corta" y en 1867 se decidió cerrarla al tráfico por su estrechez. Confluye por la derecha la barreduela de Diamela y otra más pequeña, sin nominar, separada por una cancela, en cuyo fondo hay una casa rotulada con el núm.6. En los s. XVII y XVIII estuvo empedrada y en 1914 fue pavimentada con asfalto. En la actualidad presenta adoquín pequeño en la calzada y aceras de losetas que en ocasiones queda reducida al bordillo de granito. Se ilumina con farolas de fundición adosadas. 
     El caserío presenta gran homogeneidad en la acera de la derecha, con viviendas unifamiliares de tres  plantas de gran altura, balcones y cierros en su segundo piso y guardaejes de hierro; el de la acera izquierda, que ha sido levantado de nueva planta en los últimos años, está formado por bloques entre medianeras también de tres plantas. Cumple funciones residenciales v carece de comercios, salvo en la confluencia con Muñoz y Pabón y Cabeza del Rey Don Pedro, que constituye el área comercial de la zona. En el pasado formaba uno de los ejes principales que unía el centro administrativo y comercial con la Puerta de Carmo­na; debió tener cierto prestigio, lo que llevó a rotularla con ocasión de los sucesos revolucionarios con el nombre de uno de los generales que destronaron a Isabel II. Sus casas, de gran porte, así como la concentra­ción de consultas de médicos, confirman la importancia que tuvo en el pasado. A finales del XVII y comienzos del XVIII se establecieron las imprentas de Tomás López de Haro y Francisco Seefdael, respectivamente [Salvador Rodríguez Becerra, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Almirante Hoyos, 10. En este número se conserva una cancela con rica decoración y patio de columnas con capiteles corintios [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Conozcamos mejor la Biografía del Almirante Hoyos, a quien está dedicada esta vía;
     Francisco de Hoyos Larabiedra, (Araduenga, Santa María de Llano, Burgos, 17 de mayo de 1786 – Sevilla, 6 de septiembre de 1854). Marino y caballero laureado de San Fernando.
     Hijo de los hidalgos Manuel de Hoyos Luengas y Francisca de Larabiedra Angulo. Casado. Sentó plaza de guardia marina el 14 de julio de 1800, y embarcó sucesivamente en el navío Atlante, la fragata Sabina, la balandra Pitt y el navío Santo Domingo, con el que navegó a Veracruz, retornando en abril de 1804 a la Península; entre tanto, fue promovido a alférez de fragata en octubre de 1802. Embarcado en la urca Presentación desde 1803, en 1804 hizo servicio de batallones en Cádiz, y en 1805 embarcó en el navío San Rafael, con el que viajó a la Martinica, hallándose en el asalto del fuerte del Diamante. A su regreso a Europa cayó prisionero de los ingleses en el combate de Finisterre (22 de julio de 1805), siendo liberado en diciembre y restituyéndose a Cádiz. Durante el año de 1806 hizo servicio de batallones y fue ayudante del arsenal de La Carraca, y en el inicio de la guerra contra Napoleón participó activamente en la rendición de la escuadra francesa (del 9 al 14 de julio de 1808). Embarcó entonces sucesivamente en los navíos Príncipe de Asturias y San Fulgencio; con éste hizo un viaje hasta Lima. Alférez de navío en febrero de 1809, pasó al navío San Pedro Alcántara, con el que viajó de nuevo a Lima, sirviendo allí constantemente en la campaña contra los insurgentes a bordo de la corbeta Cástor y del bergantín Potrillo. Se distinguió durante la reconquista de Chile, ascendió a teniente de fragata en mayo de 1815 y, a bordo de la corbeta Descubierta, navegó hasta Manila, desde donde regresó a Cádiz en mayo de 1816. Al año siguiente embarcó en el navío Asia, y en febrero de 1818 condujo a Rusia a las dotaciones que iban a hacerse cargo de los buques comprados al Zar —que le concedió la Cruz de la Orden de San Wladimiro—, y ya de vuelta a Cádiz tomó el mando de la fragata rusa Viva. 
     Teniente de navío desde octubre de 1818, fue segundo de la fragata Prueba, en la que volvió a Lima; en aquellos mares se distinguió en el combate contra la fragata bonaerense Rosa de los Andes, obligada a embarrancar (mayo de 1820). Sirvió como ayudante del Apostadero de Lima desde mayo de 1820 hasta noviembre de 1821, hallándose en los dos fracasados bloqueos y ataques de la escuadra chilena. Vuelto a la Península, desde mayo de 1822 aprovechó su licencia por enfermo, siendo luego nombrado ayudante de Marina de Sevilla. Retirado del servicio desde diciembre de 1824 hasta agosto de 1829, dedicó esos años a redactar una obra sobre su viaje a Rusia, así como a formar los derroteros del Canal de la Mancha, mar del Norte, paso de Categat, mar Báltico y estrecho de Finlandia. En el verano de 1829, en que fue nombrado 2.º astrónomo del Observatorio de San Fernando, y en virtud del nuevo reglamento, no formó parte de la Armada desde mayo de 1831 hasta mayo de 1840; mientras tanto, fue distinguido con los nombramientos de capitán de fragata honorario (octubre de 1837), y de capitán de navío honorario (abril de 1839). Capitán de navío efectivo en mayo de 1840, en marzo de 1841 fue nombrado director del sevillano Colegio Naval de San Telmo, y un año más tarde pasó al Tercio Naval de Sevilla. En noviembre de 1844 fue nombrado 2.º del Colegio Naval Militar, en San Fernando (Cádiz), y ascendió a brigadier en octubre de 1848. Poco después fue nombrado por segunda vez director del Colegio Naval de San Telmo; y en Sevilla mostró un valor heroico cuando, en la noche del 13 de mayo de 1848, batió a los revolucionarios sublevados; por este hecho se le concedió la Cruz de 3.ª Clase de la Orden Militar de San Fernando (19 de agosto de 1848). Posteriormente pasó a la Junta Consultiva, y se dedicó a redactar diversos reglamentos y ordenanzas, hasta que en junio de 1848 fue nombrado mayor general de la Armada, cargo que sirvió hasta abril de 1851, en que ascendió a jefe de escuadra (Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

La calle Almirante Apodaca, al detalle:
Edificio c/ Almirante Hoyos, 10.

jueves, 16 de mayo de 2024

Los principales monumentos (Iglesia de San Mateo, Museo de la Pasa, y Calle de la Cabra) de la localidad de Almáchar, en la provincia de Málaga

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Málaga, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de San Mateo, Museo de la Pasa, y Calle de la Cabra) de la localidad de Almáchar, en la provincia de Málaga.
Datos geográficos
     Comarca de la Axarquía - Costa del Sol
     Superficie: 14 km2
     Altitud: 255 m
     Latitud: 36º 48'  -  Longitud: -4º 13'
     Distancia a Málaga capital: 35'9 km
Datos demográficos
     Población: 1.848
     Gentilicio: Almachareños
Ayuntamiento
     c/ Almería, 14, 29718
     952512002 - 952512140     www.almachar.es
     Almáchar es un pueblo de la comarca de la Axarquía asentado sobre un cerro que es bordeado por dos ríos. Su blanco caserío y sus serpenteantes calles, que se adaptan a los desniveles del terreno, evocan el pasado andalusí de la villa.
     Conocida por sus pasas de gran calidad, Almáchar es además la cuna del ajoblanco, uno de los símbolos de la gastronomía de la comarca. En homenaje a esta sopa fría elaborada con almendras, aceite de oliva y ajo se celebra cada mes de septiembre una singular fiesta.
     En Almáchar no puedes perderte sus monumentos: 
     En el centro de Almáchar se alza la iglesia de San Mateo, edificada en el siglo XVI. El templo mezcla los estilos gótico tardío y renacentista, aunque su torre es de corte mudéjar. En dos camarines rococós se pueden ver las imágenes de la Dolorosa y del Cristo del Corazón de Jesús, y junto al retablo central del altar mayor, el venerado Cristo de la Banda Verde.
     El barrio de "Las cabras", también en el casco antiguo de Almáchar, representa la mejor muestra del urbanismo de reminiscencias árabes. Pasillos, escalinatas y zaguanes se suceden por entre las sinuosas callejuelas, delimitadas por blancas fachadas decoradas con flores. La calle de los Mártires, que bordea la iglesia de San Mateo, es uno de sus lugares más pintorescos de la villa.
     De especial interés son los jardines de El Forfe, sobre todo por las vistas panorámicas que nos regala. Desde su emplazamiento se divisa el entorno del río Almáchar y la entrada de la Cueva del Moro. Esta gruta guarda un tesoro escondido por los moriscos, según relata una conocida leyenda.
     En la plaza del Santo Cristo se localiza el Museo de la Pasa, que invita a conocer el proceso de elaboración de uno de los productos más típicos de Almáchar. El recinto cuenta con paneles informativos y una colección de antiguos utensilios y aperos (Diputación Provincial de Málaga).
     La villa de Almáchar, dominada por los cerros del Acebuchal y de la Patarra, se dispone en la falda del monte, desparramada, adoptando la forma de un racimo de pasas, uno de los productos más renombrados del lugar. Buena parte de su historia la protagoniza la ocupación árabe, habiéndole dejado una huella indeleble, tanto en su nombre, que proviene del árabe Mashar o Mayxar, y significa Prados o Tierra de Prados, como en sus calles, alargadas, estrechas y serpenteantes. Desde su incorporación a la corona de Castilla formó junto a Cútar, El Borge, y Moclinejo, las Cuatro Villas, dependientes de la villa de Comares (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     La Capital de la Pasa, título que se lo disputan El Borge y el vecino Almáchar. Este pueblo más claro y abierto, y algo más grande. Desde su luminosa entrada, se alcanzan unos antiguos lavaderos convertidos en zona de recreo y el nuevo Centro de Arte y Desarrollo, inaugurado el 16 de junio de 2004, y en el que se celebran exposiciones y otro tipo de actividades culturales. La iglesia de San Mateo está bastante más abajo, en la calle de los Mártires. En la plaza del Santo Cristo está el Museo de la Pasa (abierto todos los días de 9 h a 13 h y de 18 h a 20 h), con multitud de curiosidades sobre el primer producto de la zona (Rafael Arjona, y Lola Walls. Guía Total, Málaga. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2006).
     
Iglesia de San Mateo.-
      Erigida en 1505 y confirmada por bula de Julio II en 1510, se trata de una obra que encabalga diferentes estilos: gótico, mudéjar, renacentista y barroco. De planta rectangular con acceso descentrado, y tres naves separadas por gruesas columnas, que sostienen arcos de medio punto, se cierra con una cabecera rectangular presentando el presbiterio bóveda de terceletes y ligaduras.
     La portada, adintelada y cubierta por un pequeño alerón de tejas, muy poco airoso, presenta el interés de su torre-pórtico, de sección cuadrangular con vanos irregulares. Se cubre con tejado a cuatro aguas, apoyándose el alero, así como los laterales, sobre canecillos de tradición mudéjar, muy similares a los de la parroquia de El Borge.
     En el interior hay dos interesantes camarines. El del presbiterio, octogonal, realizado en 1756, se cubre con bóveda semiesférica y cupulín ciego. Está dedicado al Cristo de la Misericordia, y presidido en la actualidad por el Santísimo Cristo de la Banda Verde, obra de gran devoción popular que abunda en los estereotipos de la plástica escultórica del Barroco, sin añadir nada nuevo. Este espacio, con sacristía y camarín, puede tener como precedente, aunque más complejo a nivel estructural y simbólico, el camarín del convento de la Victoria en Málaga, bendecido en 1700. El segundo camarín, cierra la nave del Evangelio y fue realizado en 1808, según la inscripción re­cogida en una cartela de las jambas, siendo pá­rroco D. Francisco Salva, y hermano mayor de la hermandad, D. Juan Gutiérrez y Yasusolis, que costeó las obras. Sigue la estética del barroco finisecular y su ornamentación, popular en cuanto a su ejecución, muestra los símbolos de la Pasión en los segmentos de la bóveda, y cartelas con hojarasca (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     La Parroquia de San Mateo es un edificio que data del siglo dieciséis. Se levantó siguiendo las pautas estéticas del gótico tardío y renacimiento. Está distribuida en tres naves enmarcadas por columnas en las que se apean arcos apuntados. Las naves centrales se rematan en armadura de colgadizo, mientas que la central oculta su armadura bajo una cubierta de traza de carpanel, menos la cabecera que lo hace en bóveda de crucería. Los dos camerinos, posteriores a la construcción de la iglesia son de claro estilo rococó (Diputación Provincial de Málaga).

Museo de la Pasa.-

         Se encuentra en la calle de los Mártires, en una casa tradicional de planta baja y una altura, con cornisa destacada, y alberga una interesan­te colección de objetos que representan el modo tradicional del cultivo de la vid, el secado de la pasa, y las herramientas para su manipulación, recreándose el ambiente doméstico (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Este interesante museo se ubica en la Plaza del Santo Cristo nº 5 permaneciendo abierto todos los días de 9 h. a 13 h. y de 18 h. a 20 h.
     El Museo de la Pasa trata de mostrar el trabajo de la elaboración de la pasa desde su primer paso. Está ubicado en una casa antigua de dos plantas que guarda la estructura original con que fue construida y da muestra de la precariedad de materiales utilizados en la construcción de aquella época. Aquí podemos admirar una extensa representación de aperos y utensilios, así como escenas relacionadas con las labores de recolección de la pasa.
     En la PLANTA BAJA veremos como se conserva la estructura de la antigua casa axarqueña; además cuenta con un patio y una cuadra donde se pueden contemplar todos los útiles de la labranza de la uva moscatel para la elaboración de las pasas. También encontramos la cocina tradicional, donde se cocinaba con leña, y todos los elementos para el menaje.
     Ya en la PRIMERA PLANTA veremos como, su recorrido, nos transporta a otro tiempo, gracias a la perfecta conservación del mobiliario y la decoración tanto de la sala de estar como de los dormitorios en los que vivieron generaciones anteriores. Son habitaciones sencillas, de estilo rústico y dotadas de elementos básicos, pero con una magia especial que envuelve al visitante y crea un ambiente acogedor (Diputación Provincial de Málaga).

Calle de la Cabra.-
     Comienzo del recorrido por el barrio antiguo del pueblo. Los primeros asentamientos de población en esta villa tuvieron lugar junto a las orillas del río y fueron subiendo ladera arriba, utilizando, muchas veces, la casa delantera como soporte. Las construcciones son bajas, de una o dos plantas a lo sumo, de mampostería, cubierta de tejas y con patio interior. En el laberinto de sus callejuelas, destaca la calle de Los Mártires, que rodea la iglesia que, para salvar el desnivel, se construyó sobre la misma calle, descansando sobre una bóveda de cañón que une la iglesia con la casa frente a ésta (Diputación Provincial de Málaga).

     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Málaga, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de San Mateo, Museo de la Pasa, y Calle de la Cabra) de la localidad de Almáchar, en la provincia de Málaga. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia malagueña.

Más sobre la provincia de Málaga, en ExplicArte Sevilla.

Procesiones - Romería de hoy, jueves 16 de mayo

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el inicio de la Romería de la Hermandad del Rocío de Sevilla Sur, en Sevilla
     Hoy, jueves 16 de mayo, tiene lugar el inicio de la Romería de las Hermandades del Rocío de Sevilla Sur, camino de El Rocío, en Almonte (Huelva).
 
     Hdad. del Rocío de Sevilla Sur: La Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Sevilla Sur; es ésta una corporación fundada en 1986, filial nº 71 de la Hermandad Matriz de Almonte y con sede canónica en la iglesia parroquial  de  San Juan de Ávila,  siendo  su  Simpecado obra del taller de los Sobrinos de Esperanza Elena Caro en 1986, y la Carreta obra de los Hermanos Delgado a partir de 1989.
Enlace a la web oficial de la Hermandad del Rocío de Sevilla Sur: www.sevillasur.es

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Un paseo por la calle Albuera

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Albuera, de Sevilla, dando un paseo por ella.
     Hoy, 16 de mayo, es el aniversario de la Batalla de La Albuera (16 de mayo de 1811), a la que está dedicada esta vía del callejero de Sevilla, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle Albuera, de Sevilla, dando un paseo por ella.
     La calle Albuera es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio del Museo, del Distrito Casco Antiguo, y va de la calle Julio César, a la calle Arjona.
     La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. 
     En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
     Desde su formación, en los primeros años de la década de 1860, este espacio recibió dos nombres diferentes: San Marcial hasta el cruce con Marqués de Paradas, y Albuera, el tramo restante. Ambos topónimos aluden a otras tantas batallas de la guerra de la Independencia española ganadas a los franceses, la segunda el 16 de mayo de 1811, en colaboración con las tropas inglesas. En 1881 el nombre de Albuera se extendió a toda la calle. Santiago Montoto la men­ciona también como Pañoleta.
     Es rectilínea, de mediana anchura, y se trazó en la mencionada fecha, según el proyecto de Balbino Marrón de 1859, en terrenos de la antigua plaza de Armas, en el punto conocido como Pañoleta y Corbatín de Patricio. Está cruzada por Marqués de Paradas, y a la altura del núm. 11 se ha abierto recientemente una calle particular que comunica con Sánchez Barcaíztegui, situada a un nivel superior y provista de farolas y macetones. Albuera se empedró en 1876 y se adoquinó por vez primera en 1897. En la actualidad presenta adoquines de gran tamaño y las aceras de losetas. La iluminación eléctrica se instaló en 1943 y hoy se suministra con farolas sobre brazos de fundición adosados a las fachadas. A fines del s. XIX tenía una fuente pública y a principios del XX una parada de diligencias para Guillena. Sus edificios son muy recientes, a excepción de algunas casas de escalera de principios de siglo, de tres plantas, situadas en el primer tramo. Las demás son viviendas de pisos, de cinco y seis plantas, construidas en las últimas décadas y carentes de personalidad especial. La calle cumple una función claramente residencial, aunque en los bajos hay algunos talleres, garajes, pequeñas tien­das y algún bar y restaurante. Aparcan los coches en ambas aceras [Rogelio Reyes Cano, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor la Batalla de La Albuera, que le da nombre a la vía reseñada
Movimientos previos
     Soult había abandonado Extremadura y entregado a Mortier el 14 de marzo el mando de las tropas que quedaban en ella. Recibió la noticia de la irrupción de Beresford en la provincia y del combate del Campo Maior el 30 de marzo, por lo que desde principios de abril en adelante tuvo conocimiento de que le incumbía apoyar al CE-V y aliviar a Badajoz dentro de un plazo de pocas semanas. El hecho de que no se viera obligado a marchar de vuelta desde Sevilla hacia el norte de inmediato se debió a la rotura de los puentes de Juromenha, que retrasó durante muchos días el avance de Beresford y la inversión de Badajoz. Pero a finales de abril el peligro se había vuelto apremiante, Latour-Maubourg había sido expulsado de Extremadura y (engañado por los movimientos de Colborne) informó que los aliados estaban a punto de invadir Andalucía también.
     Había vuelto a Constantina, dentro de los límites de esa región, y no a más de 60 km de Sevilla. De Badajoz y su guarnición no se había sabido nada definitivo, ya que las comunicaciones entre esa fortaleza y el sur habían sido cortadas por la caballería de Beresford el 10 de abril. Aunque su gobernador, Phillipon, era conocido por ser un hombre de recursos, y aunque las provisiones y municiones eran abundantes, la guarnición era pequeña para un lugar tan grande, y Soult no sabía hasta dónde alcanzaban los daños del asedio anterior. Las fortificaciones habían sido reparadas desde su partida. Estaba claro que debía atacar Beresford sin demora, o la noticia de que Badajoz había sido asediada y capturada podría llegar cualquier nefasta mañana.
     La situación del mariscal, por tanto, el 1 de mayo no era diferente a la de finales del diciembre anterior, cuando por orden del Emperador se le había ordenado hacer su primera irrupción en Extremadura. Debía reunir una vez más los 70.000 hombres de los CE-I, CE-VI y CE-V, una fuerza suficiente para vencer a cualquier número de tropas que los aliados hubieran podido reunir en esa provincia. Evidentemente, la tarea sería más difícil de lo que había sido en enero, ya que, en lugar de 16.000 a 20.000 españoles, había entonces en Extremadura unos 20.000 anglo-portugueses, además de los 8.000 hombres que Ballesteros y Castaños podían disponer. Además, había que tener en cuenta a Blake; pero el mariscal, mal informado de los movimientos de ese general y su cuerpo, pensó que aún estaba tan lejos del resto de los aliados que no podría unirse a Beresford para la batalla, si el ataque contra este último era presionado con gran rapidez y decisión.
     La única característica favorable de la situación era que Badajoz estaba en manos francesas, y no podía utilizarse como lugar de reunión general para los aliados. Campo Maior y Olivenza serían de poca o ninguna utilidad para Beresford y, si hacían de Elvas el punto de apoyo, primero debía evacuar todo lo que quedaba en la orilla sur del Guadiana. La única alternativa para el general británico sería concentrarse y luchar en algún punto donde pudiera cubrir el asedio de Badajoz. Este era el camino probable que debía adoptar, y Soult estimo que la fuerza que necesitaría para lograr la victoria razonablemente segura, sería de unos 25.000 hombres, una estimación demasiado baja, como se vio después.
     En el mismo momento en que Soult ordenaba su concentración en Sevilla, le llegaba un despacho de Napoleón a París, diciéndole el camino que debía seguir en las circunstancias exactas que ahora se habían presentado. El emperador escribió el 30 de marzo “Wellington tiene solo 32.000 soldados británicos: no puede hacer un destacamento de más de 8.000 o 9.000 de ellos, con 5.000 o 6.000 portugueses más. Es necesario mantener permanentemente sobre Badajoz unos 15.000 hombres de todas las armas, en buen estado y de los mejores regimientos, para que al menor movimiento de los ingleses de este lado el duque de Dalmacia (Soult), llevándose consigo 8.000 o 10.000 hombres, debería poder concentrar en Extremadura un total de 25.000 a 30.000 hombres. Si surge esa crisis excepcional, solo debe dejarse un cuerpo de observación del lado de Granada, y debe ponerse a las órdenes del duque de Belluno (Víctor). En este caso, podría resistir incluso a 30.000 ingleses, si Wellington marchaba contra él con todo su ejército. Pero esta suposición nunca puede realizarse; porque, si sucediera, el príncipe de Essling (Masséna) podría marchar sobre Lisboa, y los ingleses se encontrarían aislados de ese lugar, y entre dos fuegos”.
     A principios de mayo, Soult, subestimando la fuerza de combate de Beresford, pensó que 25.000 hombres serían suficientes para empujarlo detrás del Guadiana, incluso si contaba con la ayuda de Castaños y Ballasteros. La fuerza se reunió de la siguiente manera: Latour-Maubourg en Constantina tenía 8.000 hombres, que acababan de ser reunidos por la columna de Maransin, por lo que el CE-V estaba una vez más concentrado y completo (con la excepción de 5 BIs en Badajoz, y 1 o 2 más que Soult traía desde Sevilla). Cuando todos entraron, el cuerpo ascendía a 10.000 hombres de todas las armas. El resto de la expedición se compuso requisando del CE-I de Víctor y de las líneas ante Cádiz 4 BIs y 2 RCs, y del CE-IV de Sebastiani, 4 BIs y 3 RCs de la DI independiente de Godinot, que guarnecía el reino de Córdoba, Soult tomó casi la totalidad: 9 BIs y 2 RCs.
     Las tropas prestadas se dividieron en 2 grandes BRIs al mando de los generales Godinot y Werlé y 3 BRCs provisionales de caballería. Llevaron consigo 5 Bías (30 cañones), para añadir a los 18 cañones a caballo de Latour-Maubourg, y algunas compañías de zapadores y tren. La fuerza total disponible llegaba a poco menos de 25.000 hombres, divididos de manera desigual entre el CE-V y las reservas andaluzas. La caballería era muy fuerte en proporción, alrededor de 4.400 efectivos.
     Una vez que había comenzado la concentración de fuerzas, Soult esperaba sorprender a su enemigo con la rapidez de sus movimientos. El jefe de la columna que marchó a las 12 de la noche del 9 al 10 de mayo y estaba en Santa Olalla, a más de 50 km, el 11 de mayo. Hubo que ralentizar el ritmo al cruzar Sierra Morena, pero el 12 de mayo, se encontraba en el Monesterio (25 km más adelante) de donde se retiraron los ojeadores de Ballasteros. Latour-Maubourg y el CE-V, muy a la derecha, habían avanzado al mismo tiempo desde Cazalla y Constantina, y habían expulsado los puestos avanzados de Castaños de Guadalcanal y luego de Llerena. El 13 de mayo, las dos fuerzas francesas se unieron en Fuente Cantos, y sus Escons de vanguardia llegaron a Los Santos, de donde se retiraron los dragones del RDL-13. Como Wellington había indicado, casi un mes antes, en su memorando de Elvas, los españoles no intentaron frenar el avance: su caballería se retiró mientras los franceses avanzaban.
     Desde el 13 de mayo, tanto la caballería británica como la española mantuvieron en contacto con Soult. El general Long había estado manteniendo posiciones en Villafranca y Los Santos hasta ese día, con 3 regimientos británicos y 4 portugueses. Se retiró a Fuente del Maestre, y luego a Santa Marta, contentándose con informar de los sucesivos avances de los franceses a Beresford. Este aparentemente no estaba muy contento con sus operaciones en ese día y los dos siguientes, y pensó que podría haber retrocedido más lentamente y haber obligado a los Escons de vanguardia del enemigo a desplegar y perder tiempo. En Fuente del Maestre se dividió la caballería aliada, Madden con 2 regimientos portugueses cubriendo los caminos de Almendralejo y Solana, mientras que Long y el grueso de ellos permanecieron en la carretera de Badajoz vía Santa Marta y La Albuera.
     Con una información tan avanzada de los movimientos franceses, Beresford pudo llevar a cabo la concentración de su fuerza de combate con tiempo. Todavía existía cierta incertidumbre en cuanto a qué camino elegiría el enemigo, tres caminos estaban abiertos desde Los Santos:
            La ruta central obvia y más corta por La Albuera-Badajoz,
            La ruta oriental Solana-Talavera Real-Badajoz.
            La ruta occidental Almendral-Valverde-Badajoz.
     La ruta oriental era bastante tortuosa, y su principal ventaja para los franceses era que se extendía por todo un terreno llano, donde su caballería superior disponía de un terreno excelente; pero la ruta central de La Albuera de Mérida no era perceptiblemente inferior en ese respecto. La ruta occidental, la de Almendral-Valverde (aunque no tan larga como la oriental) habría obligado a Soult a ejecutar una marcha de flanco por el frente de Beresford.
     El 13 de mayo Beresford partió desde sus líneas frente a Badajoz hacia Valverde, un punto conveniente para ocupar una posición en dos de las posibles carreteras, y no muy alejado de la tercera y menos probable. Se llevó consigo la DI-2 y la portuguesa de Hamilton, con 3 Bías. El resto del ejército permaneció ante Badajoz, cubriendo la artillería y provisiones, pero dispuesto a subir a cualquier momento. Esa misma tarde tuvo una conferencia con el general Blake, quien llegó desde Barcarrota. Al día siguiente, el movimiento de Soult parecía ser mucho más lento, los jefes de sus columnas solo llegaban a Fuente del Maestre y Villafranca.
     El hecho fue debidamente informado a Beresford, de que parte del ejército francés hubiera llegado a este último lugar, que está a la derecha de la calzada principal, parecía indicar que Soult pasaría por Talavera Real. Beresford esperaba una información más precisa de la ruta final de su adversario, envió órdenes urgentes a Madden para que cubriera con sus patrullas todo el campo abierto entre Talavera Real y Almendralejo. Blake en ese día, al encontrar que su caballería no podía descubrir signos de franceses en su frente, al oeste de la gran calzada, se dirigió de Barcarrota al Almendral, como había prometido hacer cuando se entrevistó con Beresford en Valverde el 12 de mayo.
     Teniendo perfectamente claro en ese momento que los franceses no estaban dispuestos a tomar la ruta occidental, Beresford el 15 de mayo marchó con la DI-2 y los portugueses de Hamilton a La Albuera, donde se les unieron más tropas de Badajoz, la BRI alemana de Alten y una BRI provisional de portugueses al mando del coronel Collins. Solo la DI-4 y la BRI española perteneciente a Castaños, recién llegada de Mérida, permanecían frente a la fortaleza, todas en la orilla sur, salvo la BRI de Kemmis de la DI-4. Los últimos almacenes se trasladaron ese día de las trincheras a Elvas, y se retomó el puente volante frente a la desembocadura del río Caya.
     Esto último resultó ser un error: se pretendía que Kemmis se uniera al ejército utilizando un vado debajo de Badajoz, que había sido factible durante los últimos diez días; pero en la noche del 15 al 16 subió el agua y la brigada se vio obligada a marchar por el siguiente paso, el de Juromenha, que implicaba dar una vuelta de 50 km, y llegaría tarde a la batalla. Solo 3 Cías, que por casualidad se encontraban en la margen sur del Guadiana cuando aumentó la corriente, pudieron marchar con Cole y el resto de la división, cuando llegó la orden.
     Alrededor de 15.000 efectivos aliados ya estaban en La Albuera cuando la intención de Soult finalmente quedó clara, sus cazadores y húsares habían atacado vigorosamente a los jinetes de Long en Santa Marta y comenzaron a empujarlos por la calzada. No aguantaron mucho tiempo, ya que solo tenía 3 regimientos británicos y 2 portugueses (Otway) además de unos 600 de la caballería de Castaños, pero fueron empujados bastante más rápido de lo que uno hubiera deseado y, al retirarse, cruzaron precipitadamente el arroyo de La Albuera y se cedió toda la orilla derecha al enemigo. Esto suponía que los bosques de allí enmascaraban todos los movimientos franceses.
     Beresford estaba tan molesto con Long que esa noche asignó el mando de la caballería de todo el ejército aliado al general Lumley, dejando a Long solo al mando nominal de la caballería británica. Lumley, aunque entonces estaba a cargo de una BRI en la DI-2, era un viejo dragón ligero, y al día siguiente demostró ser capaz de manejar una masa de hombres montados.
     Ningún enemigo, salvo la caballería ligera de Briche, se acercó durante el 15 de mayo; la infantería de Soult estaba muy atrás, y vivaqueó esa noche en Santa Marta. Beresford pudo, por tanto, completar su concentración a placer. Se ordenó al ejército de Blake que marchara por la tarde desde Almendral, a solo 8 km de distancia; Cole y la BRI española de Carlos de España, única fuerza de infantería de Castaños, recibieron la orden de separarse de las líneas de Badajoz y marchar a las 2 de la madrugada hacia La Albuera. Los españoles, por alguna razón desconocida, llegaron muy tarde; Blake llegó a las 11 de la noche, y sus tropas, acampando en la oscuridad, no pudieron ocupar el puesto que se les ha asignado hasta el amanecer. Sin embargo, había llegado llevando consigo las 3 DIs de Zayas, Ballasteros y Lardizábal, y 1.000 de caballería al mando de Loy, pero solo una Bía.
     Cole informó que estaría poco después del amanecer, pero que Kemmis estaba aislado de él por la crecida del río, de modo que solamente podía llevar 2 BRIs en lugar de 3. También se enviaron órdenes a Madden de acercarse con su caballería portuguesa, pero no pudieron encontrarlo, habiendo cruzado inexplicablemente el Guadiana hacia Montijo con el grueso de su brigada, un movimiento excéntrico e injustificable. Sin embargo, 2 de sus Escons fueron recibidos y enviados a unirse a Otway esa noche.
Despliegue de fuerzas
     La posición de La Albuera no es fuerte ni está bien marcada, pero era con mucho la mejor que se podía encontrar a través de la calzada de Sevilla. Consistía en una larga línea ondulada de colinas bajas, que se extiende por varios km a lo largo del arroyo que toma su nombre del pueblo. Ese arroyo es en primavera un surco de agua insignificante, vadeable en cualquier lugar por infantería o caballería; y que permite incluso el paso de cañones y carros en muchos puntos, aunque ocasionalmente hay largos tramos de ribera con una caída casi precipitada de 3 o 4 metros, que detendría cualquier vehículo sobre ruedas. El terreno del sureste o del lado francés tiene una pendiente muy suave y está cubierto en muchos lugares por olivares, lo que hace imposible tener una vista general del campo o de los movimientos de tropas que puedan estar ocurriendo en él. En la orilla noroeste o aliada, las alturas onduladas están completamente desprovistas de árboles.
     Las denominadas alturas de La Albuera son simplemente una ondulación a lo largo de la ribera del arroyo, que se eleva muy levemente por encima del nivel de la meseta que se extiende desde el puesto hasta el descenso en el valle del Guadiana, a 13 km de distancia. Esta cresta u ondulación se extiende en cualquier dirección que el ojo puede alcanzar, con distintas alturas, a veces solo 20 metros, a veces quizás 50 metros por encima del borde del agua.
     No hay ningún barranco o terreno muerto de ningún tipo en ninguna parte del lado francés o aliado del arroyo de La Albuera. Las pendientes son tan suaves que cualquier lugar se puede ver desde cualquier otro. Pero el lado francés era boscoso, por lo que los movimientos de tropas eran difíciles de seguir, mientras que el otro lado estaba desprovisto de árboles. Sin embargo, podía ocultar fuerzas detrás de las elevaciones.
     La Albuera era un pueblo grande y bien construido, con una torre de iglesia alta. Se encuentra en una loma propia, frente a la línea principal de la cresta, a la que sirve como una posición externa. Está bastante lejos de la orilla del arroyo, quizás a 150 o 200 metros de ella; el puente que atraviesa el torrente con la calzada de Sevilla no está exactamente frente al pueblo, sino al sureste del mismo.
     El arroyo de La Albuera está formado por dos arroyos menores, el Nogales y el Chicapierna, que se encuentran un poco al sur del pueblo. Entre ambos hay una colina boscosa baja, que oculta a un observador en las alturas británicas el curso superior del Nogales y parte del bosque más allá, en el que los franceses formaron su orden de batalla. Fue detrás de este montículo largo y bajo donde Soult escondió su principal columna de ataque. Pero la elevación en sí es insignificante y mucho menos eficaz que los bosques más distantes para cubrir su movimiento.
     Beresford formó su ejército con la hipótesis de que el objetivo de Soult sería perforar su centro, capturando la aldea de La Albuera y asaltando las alturas más allá, sobre las que pasa la carretera.
     Beresford disponía de 35.284 efectivos de los cuales 10.449 eran británicos, 10.021 portugueses y 14.634 españoles; 30.452 eran de infantería, 3.899 de caballería y 38 cañones. Desplegó en línea:
     Ala izquierda, la débil BRC portuguesa de Otway (RC-1/P y RC-7/P) y los 2 Escóns de Madden, con 800 efectivos en total.
     Flanco derecho al noreste de La Albuera con 6.204 efectivos en 11 Bóns en dos líneas:
     DI portuguesa de Hamilton con 4.819 efectivos en 8 Bóns (RI-2/P, RI-4/P, y RI-14/P).
     BRI portuguesa de Collins con 1.385 efectivos en 3 Bóns (RI-5/P y BIL-V de cazadores).
     Centro estaba formado por la DI-2 de Stewart con 6.000 efectivos en 10 Bóns:
     BRI-I/2 de Colborne con 2.066 en 4 BIs (BI-I/3, BI-II/31, BI-II/48, BI-II/66).
     BRI-II/2 de Hoghton con 1.651 en 3 BIs (RI-29, BI-I/48, y BI-I/57).
     BRI-III/2 de Abercrombie con 1.597 en 3 BIs (BI-II/28, BI-II/34, y BI-II/39).
     BRI independiente de Alten con 1.098 en 2 BIs (BI-I y BI-II KLG) ocupaban la aldea de La Albuera, Blake posteriormente envió 2 BIs españoles.
     Flanco derecho la fuerza española de Blake con 10.500 efectivos:
     DI de vanguardia Lardizabal con 2.398 (RI-Murcia, RI-Canarias, RI-2 de León, y RI Campo Mayor).
     DI-3 de Ballasteros con 3.525 (RI-1 Cataluña, RI de Barbastro, RI de Pravia, RI Lena, RI Castropol, RI de Cangas de Tineo, y RI de Infiesto).
     DI-4 de Zayas con 4.882 (BIs II y IV de Guardias Españolas, RI de Irlanda, RI de Patria, RI Toledo, Legión Extranjera, BI-IV de Guardias Valonas, RI Ciudad Real).
     Ala derecha BRC española de Loy con 1.165 efectivos (RC Santiago, RH de Castilla, Granaderos a caballo, y Escón de Instrucción)
     Reserva con 7.505 de infantería, y 2.733 de caballería
     DI-4 de Cole con 5.107 efectivos en 11 Bóns:
     BRI-I/4 de Meyers con 2.015 en 3 BIs (BI-I/7, BI-II/7 y BI-I de Reales escoceses todos de fusileros)
     BRI-II/4 de Kemmis con 165 en 3 Cías (BI- II/27, BI-I/40, y RI-97 Alemanes de la Reina).
     BRI portuguesa de Harvey con 2.927 en 5 Bóns (RI-11/P, RI-23/P, y BI de la Legión Lusitana), que se dirigía de Badajoz al campo de batalla.
     DD británica de Lumley con 2.013 dragones:
     BRD de Grey con 761 (RD-3 y RD-4).
     BRD portuguesa de Otway con 849 (RD-1/P, RD-7/P, 1 ED/RD-5, y 2 EDs).
     RDL-24 con 403.
     BRI de Carlos de España con 2.398 en 4 BIs (Inmemorial de Rey, BI-I de Zamora, BI-II de Zamora, y Voluntarios de Navarra).
     BRC española de Penne-Villemur con 721 efectivos (Carabineros Reales, La Reina, Borbón, Lusitania, Algarve, húsares de Extremadura, y cazadores de Sevilla).
     Soult había llegado preparado para luchar al día siguiente, tan pronto como su infantería llegara al campo. Al anochecer, solo una BRI de ellos estaba en posición. El cuerpo principal había vivaqueado en Santa Marta, de donde se separaron antes del amanecer y marcharon 18 km hasta el campo de batalla. La reserva de Werlé, que formaba la cola de la columna, no se cerró hasta las siete u ocho de la mañana. El mariscal todavía tenía la impresión de que Blake aún no había llegado y que Beresford no podía tener más de 20.000 hombres frente a él. El ejército español, que había llegado después del anochecer, no había sido visto; y a petición de Beresford, Blake lo había colocado detrás de la línea del horizonte en la cresta, de modo que no fuera visible excepto la caballería de Loy a la derecha. Soult pensó que esos escuadrones eran de Penne-Villemur, perteneciente a Castaños, que acompañaba a la caballería británica desde hacía unos días.
     El mariscal podía distinguir muy poco de la fuerza o posición de su enemigo. Todo lo que podía adivinarse era que la caballería de Otway y Loy, ambos bien visibles, cubrían los dos extremos de la línea. El plan de ataque de Soult fue ingenioso, aunque se basó en una hipótesis completamente errónea. Resolvió hacer un ataque demostrativo con una BRI y una BRC contra la aldea de La Albuera, para atraer la atención de su enemigo hacia su centro; mientras llevaba al resto de su ejército a la izquierda, al amparo de los bosques y la colina baja entre los riachuelos Nogales y Chicapierna, hasta un punto desde el cual pudieran envolver la derecha de Beresford, cruzando los dos riachuelos y ascendiendo a la meseta en algún lugar más allá del punto donde la caballería de Loy era visible.
     El mariscal Soult disponía de 24.269 efectivos, de los cuales 19.014 eran de infantería, 4.012 de caballería, 1.243 de artillería con 48 cañones (30×6 a caballo y 18×8 a pie) y desplegó:
     Cuerpo de ataque a La Albuera con:
     BRI independiente de Godinot con 3.924 en 6 Bóns (RIL-12 y RI-51).
     BRCL de Briche con 823 efectivos (RH-2, RH-10 y RC-21 de cazadores).
     2 Bías a caballo (12×6).
     DD de Latour-Maubourg con 1.962 dragones
     BRD de Bron con 1.093 (RD-4, RD-20, y RD-26).
     BRD de Bouvier des Éclats con 879 (RD-14, RD-17, y RD-27).
     BRI independiente de Werlé con 5.621 efectivos en 9 Bóns (RIL-12, RI-55, y RI-58) harían una finta desde el borde del bosque contra la línea de Blake.
     CE-V con:
     DI-1/V de Girad con 4.253 efectivos en 9 Bóns (RI-34, RI-88, RI-40, y RI-64).
     DI-2/V de Gazan con 4.183 efectivos en 10 Bóns (RIL-21, RI-100, RIL-28, y RI-103).
     BRCL con 1.217 efectivos: RC-1 lanceros de Vístula (591), RC-27 de cazadores (431) y RC-4 de cazadores a caballo españoles (195).
Granaderos reunidos con 1.033 (Cías de los RIs 45, 63, 95, y 4 del Vístula) de reserva.
Desarrollo de la batalla
Ataque francés a La Albuera
     La BRI independiente de Godinot, se dirigieron a La Albuera e inmediatamente se enfrentaron enérgicamente con los 2 BIs alemanes de Alten, los cañones franceses abrieron fuego y un destacamento de lanceros polacos cruzó el arroyo Albuera. Los guardias británicos del RD-3 cargaron contra los lanceros y los hicieron retroceder a través del río, mientras una batería portuguesa disparaba contra las columnas de infantería francesa que avanzaban hacia La Albuera con mucha eficacia.
     A medida que la lucha alrededor de La Albuera se hizo más intensa, Beresford ordenó a la Bía alemana de Cleeves (5×6 y 1×5,5 obús) y a la BRI-I/2 de Colborne que apoyaran a Alten. 2 BIs españoles fueron enviados por Blake para dar apoyo al flanco derecho de la aldea.
     El ataque de distracción de Soult en La Albuera estaba teniendo el efecto que pretendía de alejar a las tropas de Beresford del principal ataque francés en el flanco derecho de Beresford.
Ataque de flanco francés
     Mientras tanto, a la izquierda de Godinot, Soult mostró 2 BRDs de Latour-Maubourg y la fuerte BRI de Werlé que se alinearon en el borde del bosque, y aparentemente con la intención de atacar la línea de Blake en el frente. Pero en lo profundo de los olivos a la izquierda, las 2 DIs del CE-V (Girard y Gazan), estaban ejecutando un movimiento envolvente, con una brigada de caballería al frente, bastante fuera de la vista. Estaban cubiertos no solo por los árboles sino por la altura entre los arroyos Nogales y Chicapierna.
     Sus progresos quedaron ocultos por los olivares, por lo que los aliados no los vieron hasta que 4 Escons de caballería francesa emergieron del extremo sur de un olivar, cruzaron dos arroyos y dispersaron a la caballería española al mando de Loy, en la derecha de las líneas de Beresford.
     Los lanceros polacos que habían realizado el cruce del arroyo de La Albuera y la BRI de Werlé abandonaron el ataque a La Albuera y marcharon rápidamente para unirse a las DIs de Gazan y Girard.
     Beresford cabalgó apresuradamente a lo largo de la línea para encontrarse con Blake y le pidió que se ocupara de este ataque de flanco inesperado redesplegando la línea y colocándola en ángulo recto con la posición original, a través de la cima de las alturas. Él mismo se haría cargo del ataque frontal. Blake prometió hacer eso, pero envió solo una BRI de la DI-4 de Zayas, 4 BIs y su única batería para ejecutar el movimiento requerido. Todavía no estaba convencido de que el ataque frontal no fuera el principal. Mientras tanto, Beresford regresó con sus propias tropas, para dirigir la DI-2 de Stewart para prepararse para apoyar a los españoles cuando fuera necesario, y la caballería de Lumley para moverse para unirse a Loy en la extrema derecha.
     La siguiente media hora sirvió para desarrollar todo el rostro de la batalla en su segundo aspecto. La caballería francesa a la cabeza de la columna que giraba se extendió sobre la meseta ondulada al oeste de las alturas para flanquear a su infantería.
     La formación dispuso de los 9 Bóns de la DI-1/V de Girard, avanzó con un frente formado por 3 BIs en columna y 2 BIs en línea. La DI-2/V de Gazan, seguía muy de cerca a Girard, los 4 RIs cada uno en columna con sus 2 o 3 BIs uno detrás del otro. Esta formación permitía formar en cuadro los extremos en caso de ataque de la caballería, pero la hacía más lenta, teniendo en cuenta que tenían superioridad de caballería.
     La DI-2/V tenía la intención de atacar como una línea de apoyo independiente; pero en última instancia estaba tan cerca de la DI-1/V que no podría ser retirada o desempeñada fácilmente. Para los aliados, los 8.400 hombres en total parecían una gran columna, con un frente de unos 500 hombres solamente, teniendo en cuenta los intervalos de los batallones, se extendía por el nivel superior de las alturas, que allí tiene unos 700 metros de ancho.
     Tres Bías de artillería de campaña (18×8) pertenecientes al CE-V acompañaban a la DI-1/V; una Bía de artillería a caballo (6×6), estaba con la caballería que cubría el flanco izquierdo de la columna. 2 Bías más a caballo (12×6) acompañaban a la BRI de Werlé. Las 2 Bías restantes estaban con Godinot frente a La Albuera.
     En ese momento Cole llegó al campo de batalla procedente de Badajoz con la DI-4 (BRI de Myer, BRI de Kammis, y la BRI portuguesa de Harvey), situándose como reserva.
     Cuando Blake se dio cuenta de la entidad de la fuerza que avanzaba, comenzó a enviar más tropas de su línea del frente para reforzar a Zayas, cuyos 4 BIs obviamente no eran rivales para el CE-V. Envió a toda prisa, 4 BIs de Ballasteros, 2 BIs de Lardizábal, pero no llegaron a Zayas antes de que comenzara la lucha.
     Mientras tanto, un majestuoso movimiento cambió todo el aspecto del frente francés. Las 2 BRDs que hasta ese momento habían formado el centro-derecho francés formaron en columna de escuadrones, y galoparon en orden a lo largo del lado del arroyo de La Albuera hasta que llegaron al CE-V; pasando detrás de él, se unieron a la caballería a su izquierda, que entonces alcanzó 3.500 efectivos. Latour-Maubourg estaba a la cabeza de la caballería en persona. En el mismo momento, los 6.000 infantes de la BRI de Werlé realizaron una marcha más lenta y corta y se unieron a la retaguardia del CE-V, al que actuaría como reserva. Así Soult tenía toda su infantería excepto la BRI de Godinot de 3.500 hombres.
     La visión de este movimiento hacia el sur por parte de los franceses hizo que Beresford hiciera un cambio completo en su despliegue. Toda la DI-2 de Stewart, una BRI tras otra (en el orden Colborne-Hoghton-Abercrombie), marchó por lo alto de las alturas para reforzar a Zayas. Los portugueses de Hamilton iban a entrar para ocupar el terreno evacuado por la DI-2.
     Por último, la DI-4 de Cole, las brigadas BRI-I/4 británica de Meyers y la BRI portuguesa de Harvey, que formaban la reserva, se movieron 1,5 km a la derecha y se colocaron detrás de la caballería inglesa y española, frente a la gran masa de caballos de Latour-Maubourg. Fue la vista de esos 8 Bóns en columna, listos para formar un cuadro; lo que por sí solo impidió que el general de caballería francés ordenara una carga general contra los 2.300 caballos aliados en su frente, a quienes superaba en número en la proporción de tres a dos, y de los cuales solo los 700 sables de Grey eran británicos. El RDL-13, cubría la otra ala del nuevo frente, junto al arroyo de La Albuera.
     Los españoles de Zayas, que tenían un camino mucho más corto para moverse que la columna de giro francesa, estaban en línea de batalla mucho antes de que el CE-V se enfrentara a ellos. Pero los refuerzos enviados tardíamente por Blake todavía estaban llegando y formándose en los flancos de Zayas con mucha confusión, cuando comenzó la lucha. La mayoría de ellos prolongaba la línea por la pendiente de las alturas sobre el arroyo Chicapierna. Beresford se ocupó personalmente de colocarlos y alinearlos en el momento del primer choque.
     Zayas, cuyo comportamiento durante todo el día fue de lo más meritorio, había encontrado un buen momento para preparar su BRI y su Bía. La cumbre de las alturas no es llana, sino ondulada; había escogido el punto más elevado donde situó 2 BIs de Guardias Reales españoles en una línea en lo alto de un cerro mientras que los otros 2 BIs formaron en columnas detrás; toda su posición tenía el apoyo de la única Bía de artillería. Las tropas de Ballasteros, que entonces subían, no estaban en la cima, sino en la cuesta que descendía hacia el arroyo.
Resistencia de Zayas
     La DI-1/V de Girard que avanzaba a lo largo de la cumbre tenían un frente aproximadamente igual al de Zayas, pero cuatro veces más profundo. Frente al resto de la línea española, los BIs de Ballasteros, no enviaron más que escaramuzadores. Pero la DI de Girard, con una cobertura de tiradores al frente, descendió de su altura, y luego empezó a ascender a la elevación que ocupaban los españoles. Cuando llegaron a un punto en la suave cuesta arriba a unos 60 metros de los españoles, los tiradores franceses atacaron a la línea de Zayas y gradualmente diezmaron el frente español, luego se abrieron a derecha e izquierda, dejando paso a los BIs que avanzaban detrás. Los BIs comenzaron a abrir fuego, avanzando lentamente entre cada descarga. Los españoles se mantuvieron firmes y no retrocedieron durante una hora y media, intercambiando disparos con los franceses hasta que finalmente repelieron el primer ataque de Girard.
     A pesar de la resistencia de los hombres de Zayas, que posiblemente eran las mejores tropas del ejército español en esa época, su inferioridad numérica los obligó a retroceder lentamente. A pesar de todo, resistieron el suficiente tiempo para que llegaran en su auxilio Ballesteros y Lardizábal, también la BRI-I/2 de Colborne (BI-I/3 Buffs, BI-II/48, BI-II/66 y BI-II/31, de derecha a izquierda). Con ellos estaba el comandante de la DI-2, William Stewart. Formaron frente a la izquierda francesa y, con el apoyo de la Bía de Cleeves KGL (4 cañones y 1 obús), abrió fuego y forzó a los 2 BIs de flanco de Girard a mirar hacia fuera para devolver los disparos.
     La columna francesa, así inesperadamente atacada en el flanco tanto por fuego de artillería como de infantería, se vio naturalmente envuelta en una terrible confusión. Los 2 BIs en columna que formaban su sección izquierda miraban hacia afuera y abrieron fuego con tres líneas de profundidad, la primera fila arrodillada. Pero no pudieron soportar las descargas vertidas sobre ellos desde una distancia de 70 pasos, y pronto comenzaron a romperse: se vio a los hombres tratando de ir a la retaguardia y los oficiales golpeándolos con sus espadas. La línea de Colborne vitoreó y avanzó para completar su victoria con la bayoneta.
Destrucción de la brigada de Colborne
     En este momento se produjo una terrible catástrofe: Latour-Maubourg había estado observando la lucha en la ladera ante él y, cuando vio que iba mal para sus compañeros; dirigió sus regimientos de caballería más cercanos, que por casualidad eran el RC-1 de lanceros del Vístula (590) y el RH-2 (305), para cargar a lo largo de las laderas contra el flanco exterior expuesto de la BRI de Colborne.
     En ese momento, la mañana, que al principio había sido soleada, se estaba oscureciendo cada hora, se vio perturbada por una lluvia cegadora y granizo procedente del norte. Se dice que fue en gran parte consecuencia de este accidente que el acercamiento de los 850 jinetes pasó desapercibido para la infantería británica, pero los hombres de Colborne también estaban rodeados por su propio humo, y completamente concentrados en el trabajo que tenían ante ellos.
     En cualquier caso, la carga tomó a los BI-I/3 Buffs por el flanco, los arrolló sin que tuvieran tiempo de formar en cuadro y luego barrió la parte trasera de los otros 2 BIs y luego a la Bía de Cleeves. No es exagerado decir que los 3 BIs principales de Colborne fueron aniquilados en cinco minutos. 58 de 80 oficiales, y 1.190 de 1.568 de tropa fueron muertos, heridos o capturados. El número de muertos fue desproporcionado con respecto a los heridos: en los Buffs tuvieron 212 muertos y 234 heridos.
     Los jinetes hicieron 479 prisioneros, muchos de los heridos fueron llevados a las líneas francesas. La BRI de Colborne perdió 5 de sus 6 colores; y se capturaron los cuatro cañones de la Bía de Cleeves que lo acompañaban. Sin embargo, solo un obús fue arrastrado por los vencedores; los otros tres se quedaron atrás por falta de caballos.
     El BI-II/31, algo a retaguardia y a la izquierda de sus compañeros, tuvo tiempo de formar en cuadro, y batió sin dificultad la avalancha de lanceros que llegaban hasta su posición. Habiéndose dado cuenta demasiado tarde de la terrible catástrofe a su izquierda, el general Lumley envió 2 EDs del RD-4 para a caer sobre el flanco y la retaguardia de los polacos; pero fueron interceptados por un RH francés que Latour-Maubourg envió para cubrir la retirada de los lanceros, y fueron rechazados con la pérdida de ambos jefes de Escón heridos y hechos prisioneros.
     Cabe señalar que las pérdidas de la caballería victoriosa fue también muy grande, aunque no desproporcionada con respecto a su éxito. Los lanceros perdieron 130 hombres de 580; los húsares que cargaron en apoyo de ellos 70 de 300. Fue una prueba curiosa de la naturaleza precipitada de su carga que algunos de los polacos; después de pasar y no poder romper el cuadrado del BI-II/31, en realidad cabalgó por la retaguardia de la línea española de Zayas, apartando a ese general y su EM, y chocando poco después con el cuartel general de Beresford. El general de hecho detuvo un golpe de lanza y arrojó al jinete de su silla, y sus ayudantes de campo tuvieron que luchar por sus vidas.
     En ese momento, el jefe de la BRI-II/2 de Hoghton se acercaba por retaguardia, y el RI-29 que marchaba en cabeza abrió fuego contra los lanceros dispersos y disparó por la espalda a un gran número de hombres de la retaguardia de los españoles de Zayas. A pesar de ello, y para su mérito, los españoles no se rompieron y continuaron su enfrentamiento frontal con la DI de Girard, que no había cedido ni un momento durante la desastrosa lucha de Colborne.
Resistencia de la brigada de Hoghton
     Sin embargo, hubo una pausa clara en la batalla después de este sangriento episodio. La DI-1/V francesa se había visto tan sacudida y desordenada por la presión momentánea de Colborne sobre su flanco, que toda la columna había perdido su ímpetu y permanecía vacilante por debajo de la línea española. Girard, considerando su propia DI como prácticamente una fuerza agotada, ordenó a las 2 BRIs de Gazan que la relevaran. Hubo una terrible confusión mientras las nuevas columnas avanzaban hacia el frente, y nunca se formaron correctamente. Por el resto de la batalla las dos divisiones formaron una masa densa de 8.000 hombres, que parecía un grupo sólido, sin mucho vestigio de formación regular.
     Mientras los franceses llevaban a cabo este confuso cambio de línea, Beresford tuvo tiempo de desplegar la BRI-II/2 de Hoghton en la retaguardia de Zayas y la BRI-III/2 de Abercrombie en la retaguardia de Ballasteros, más abajo de la pendiente. Luego procedió a llevarlos adelante para relevar a los españoles. Beresford atestigua que los 4 BIs de Zayas, al borde de la ondulación que marcaba el frente de batalla “ni siquiera hasta el final rompieron su línea o abandonaron el campo”, como alega Napier. Después de haber sufrido una pérdida muy considerable, comenzaron a agruparse en grupos, y fue entonces cuando se ordenó la segunda línea (Hoghton y Abercrombie). Un joven oficial español de aspecto noble se acercó a un oficial británico y le dijo que explicara a sus compatriotas que no estaban huyendo, que se les había ordenado replegarse. Las bajas de los 2 BIs del RI Irlanda, y los 2 BIs de Guardias Españolas, fueron sin duda el mejor testimonio de su buen servicio.
     Con el surgimiento de la DI-2/V de Gazan por un lado, y de las BRIs de Hoghton y Abercrombie por el otro, se alcanzó la segunda etapa de la batalla. El choque se limitó a la cima de la meseta, los franceses solo tenían una línea de escaramuzas frente a Abercrombie en la pendiente, aunque la columna vertebral central de la cresta estaba llena de densas columnas. Por lo tanto, se puede decir que durante la siguiente media hora los hombres de Hoghton, asistidos por el BI-II/31, los únicos supervivientes de la BRI de Colborne solos, lucharon contra todo el CE-V, 1.900 efectivos por 2 de fondo a una masa de 8.000 con 12 de fondo, en un frente igual. Desplegaron de derecha a izquierda BI-II/31, RI-29, BI-/57 y BI-I/48.
     La línea británica avanzó a menos de 60 metros de la masa de infantería francesa y abrió fuego, causando numerosas bajas. El fuego de respuesta francés fue principalmente disparado por sus cañones, contra la infantería británica a corta distancia. El número de británicos disminuyó y los BIs se acercaban a sus colores, dejando huecos en la línea, pero siguieron disparando.
     El general Stewart resultó herido dos veces, pero se quedó en el campo, dirigiendo su DI. El brigadier Hoghton fue herido varias veces y su caballo fue abatido. Aun así, continuó liderando su brigada, finalmente fue muerto por disparos. El coronel William Inglis de la BI-57 perdió su caballo y dirigió a su BI a la batalla a pie, hasta que fue gravemente herido por metralla, pero rehusó ser trasladado a retaguardia y durante la batalla su voz se pudo oír repitiendo con calma: “¡Morid luchando, 57 morid luchando!”. Mientras pedían a sus tamborileros que siguieran tocando. Por estas exhortaciones, el RI-57 adoptó el lema de “Los duros de matar” (The Diehards). El coronel Duckworth del BI-I/48 fue muerto por disparos. El coronel Blanche y el mayor del RI-29 resultaron heridos.
     Murieron absolutamente en línea, sin ceder ni una pulgada. Sus pérdidas hablan por sí mismas: 56 oficiales y 971 de tropa muertos y heridos, de los 95 oficiales y 1.556 de tropa presentes de la BRI. Muchas de las bajas fueron producidas por la artillería, ya que Girard acercó los cañones a 275 metros de la línea de Hoghton, suficientemente cerca para enfilarla con fuego de metralla.
     El papel del RI-57 en esta fase de la batalla fue crucial, aguantando posiciones en completo orden y sin ceder ni un solo centímetro ante la furiosa embestida francesa. Beresford anotó en su comunicado: “Nuestros caídos, particularmente del RI-57, yacían muertos en sus puestos, y todos los heridos por delante”.
     La situación francesa era igualmente mala, aunque, la infantería en sus columnas bajo el fuego de la infantería británica y los cañones desde lo alto hasta el frente y los flancos. Girard intentó desplegar sus BIs en una formación más abierta, pero no pudo hacerlo en el fragor de una batalla así, las columnas francesas fueron sometidas al intenso fuego.
     Los franceses perdieron oficiales al mismo ritmo que los británicos, los generales Pepin, Maransin y Brayer fueron heridos de muerte. El general Gazan también resultó herido. Girard perdió 2.000 hombres durante la confrontación.
Conquista francesa de La Albuera
     Mientras tanto, es extraño descubrir que ambos comandantes permitieron que este duelo de muchos contra pocos, en la meseta, continuara sin intervenir. Soult todavía tenía 11 Bóns intactos en reserva: la BRI de Werlé y 2 BGs reunidos, su caballería tampoco estaba haciendo nada, salvo observar la fuerza muy inferior de Lumley. Beresford por su parte aún tenía las tropas intactas la DI-4, 3 BRIs portuguesas de Hamilton y Collins, y los 4.000 españoles que habían permanecido en su posición original. Ninguna de esas fuerzas de ambos lados se utilizó durante la crisis de la batalla.
     Mientras tanto, Beresford estaba tratando de emplear las tropas que ya estaban a mano: se ordenó a la BRI de Abercrombie que girara hacia adentro y atacara el flanco derecho del CE-V; mientras trató de llevar en la BRI española de Carlos de España hasta el lugar donde Colborne había luchado tan infructuosamente un poco antes, en el flanco izquierdo de la masa francesa. Pero esa BRI, reliquias desmoralizadas del ejército perdido de Gébora, se negó a enfrentarse al fuego, aunque el mariscal Bereford en persona, agarró a un coronel por las charreteras y trató de arrastrarlo al frente de su BI. Esta brigada solo perdió 33 de los 1.700 efectivos, está claro que se portó mal.
     Por fin, Beresford se puso tan ansioso al ver cómo la valiente BRI de Hoghton estaba siendo aniquilada, mientras no aparecía ningún socorro desde la retaguardia, que de hecho envió órdenes a los alemanes de Alten para que evacuaran la aldea de La Albuera y acudieran apresuradamente a fortalecer el centro. Debían ser relevados por una BRI española que todavía ocupaban la antigua posición sobre el pueblo. Los legionarios se desempeñaron del pueblo con alguna dificultad, y el RIL-16 francés entró en el pueblo antes de que los españoles ocuparan el lugar de Alten.
     Si Godinot hubiera entrado en fuerza, la posición aquí habría sido muy peligrosa; pero tenía solo 6 Bóns, 3.500 hombres en total, y estaba desesperadamente superado en número, porque Hamilton había dejado la BRI portuguesa de Campbell frente a él, y 3.000 españoles descendieron de las alturas. De hecho, Alten nunca tuvo que ir al frente; la crisis en las alturas terminó antes de que él se alejara del pueblo, y lo enviaron de regreso a tomarlo media hora después de haberlo abandonado. Eso lo logró con una pérdida de 100 hombres, mucho después de que terminara el enfrentamiento más importante en las alturas.
Retirada de Soult
     El golpe que puso fin a la batalla provino de una dirección en la que Beresford tenía la intención de mantenerse a la defensiva, y fue lanzado por la única parte de su ejército que se había negado a utilizar: la DI-4 de Cole y sus 8 Bóns habían estado de pie durante una hora y media apoyando a la caballería aliada, frente a los amenazadores dragones de Maubourg. Él mismo dudaba de que no debería tomar una parte más activa y envió a un ayudante de campo a Beresford para pedir nuevas órdenes; pero este oficial resultó gravemente herido en el camino, y el mensaje nunca fue entregado. Si lo hubiera conseguido, la respuesta sin duda habría sido negativa.
     Pero en ese momento cabalgó hasta la DI-4 Henry Hardinge, entonces un joven coronel portugués, y general adjunto de cuartel general del ejército portugués. No tenía órdenes de Beresford, pero se encargó de instar a Cole a asumir la responsabilidad de avanzar, diciendo que la BRI de Hoghton en las alturas no podría resistir mucho más y que no había reservas británicas detrás del centro. Cole vaciló un momento, la propuesta de que avanzara por terreno abierto frente a 3.500 jinetes franceses, sin ningún apoyo adecuado de ese arma en su propio flanco, era suficiente para que cualquier hombre lo pensara dos veces. Pero él mismo ya había estado reflexionando sobre la medida y, después de una breve conferencia con Lumley, su colega al mando de la caballería, decidió arriesgarlo todo.
     Se ordenó a la DI-4 que se desplegara desde las columnas en línea y que atacara oblicuamente el flanco francés. Completamente consciente del peligro de los 26 Escóns franceses que tenía ante él, Cole flanqueó a sus batallones desplegados con una unidad en columna en cada extremo: en el flanco derecho, donde se desplegaba la BRI portuguesa de Harvey, colocó un BI provisional compuesto de 9 Cías ligeras de todos sus RIs británicos y portugueses; en el extremo izquierdo el BI-I de la Legión Lusitana. La línea estaba formada por 5.000 efectivos: 2.000 británicos y 3.000 portugueses. El conjunto de la caballería inglesa y española avanzó por su flanco y retaguardia, acompañando a la extrema derecha, la Bía de artillería a caballo de Lefebre.
     La vista de ese despliegue avanzando, forzó el movimiento de Soult, pues si no detenía a la DI de Cole, la derrota estaba asegurada. En consecuencia, le dijo a Latour-Maubourg que cargara contra la BRI portuguesa; mientras que los 9 Bóns de la BRI de Werlé fueron enviados hacia delante en diagonal para proteger el flanco del CE-V, moviéndose a lo largo de la ladera superior de las alturas para meterse entre la BRI de fusileros y el flanco de Girard y Gazan. A Soult ya no le quedaba más reserva que los 2 BGs reunidos, que retenía para la última oportunidad, en su retaguardia derecha, manteniendo la conexión con Godinot.
     La historia de lo que sucedió en el extremo derecho de la línea de Cole es simple: Latour-Maubourg envió 4 RDs en medio de la BRI portuguesa, pensando en arrollarla, como lo había hecho a menudo anteriormente con éxito. Pero los 4 BIs de Harvey, se mantuvieron firmes, y lanzaron una serie de descargas que destrozaron por completo la carga de los dragones. Fue un gran logro para las tropas del RI-11/P y RI-23/P que no habían entrado en batalla. Debido a su excelente comportamiento, el flanco de la brigada británica se mantuvo a salvo de los asaltos de la caballería durante la siguiente media hora.
     Los 3 BIs de Myers, por lo tanto, con el BI de la Legión Lusitana que protegía su retaguardia izquierda, entraron en colisión con los 3 RIs de Werlé sin ninguna interferencia externa. Eran superados en número por más de dos a uno: 2.000 británicos y 600 portugueses contra 5.600 franceses. Pero Werlé había adoptado la misma formación que ya había obstaculizado al CE-V: sus 9 BIs estaban en 3 columnas de regimiento, cada uno con un frente de solo 2 Cías y una profundidad de 9, es decir, se oponía en cada caso a un frente de unos 120 hombres en las dos primeras filas, capaces de usar sus mosquetes, en un frente de unos 500; el hecho de que hubiera 16 hombres en profundidad, detrás de los 120 que podían disparar, no le sirvió de nada.
     Se sucedieron tres duelos de mosquetes cuando el BI-I/23 Real Galés y los 2 BIs del RI-7/P atacaron cada uno a una columna. Durante el tiroteo, los franceses trataron una vez más de desplegar en línea, pero al igual que anteriormente el concentrado fuego aliado se lo impidió. Después de 20 o 30 minutos de duros combates, rompieron filas y huyeron. Los fusileros del RI-7/P habían perdido más de la mitad de sus hombres (1.045 de 2.015), sobre todo por fuego de artillería, entre los muertos estaba el general Meyers. Mientras que la BRI de Werlé contaba 1.800 bajas de los 5.600.
     El pánico se contagió al CE-V francés y las DIs de Gazan y Girard siguieron a sus camaradas de la BRI de Werlé, corrieron hacia la retaguardia a lo largo de las alturas, dejando a la exhausta BRI de Hoghton. Los fugitivos del CE-V se mezclaron con los de la brigada de Werlé y todos pasaron el arroyo Chicapierna en una gran horda.
     Prácticamente no hubo persecución: Latour-Maubourg lanzó sus escuadrones entre la masa que huía y los aliados victoriosos británicos y portugueses se detuvieron en las alturas que habían ganado. La última reserva de infantería de Soult, los 2 BGs, también se desplegaron en el lado más cercano de Chicapierna y sufrieron severamente por el fuego de artillería de los aliados, perdiendo 370 hombres de 1.000 en 20 minutos. Pero la caballería de Lumley no podía enfrentarse a la fuerza de Latour-Maubourg, y no fue hasta que pasó algún tiempo cuando Beresford puso en línea 3 BRIs portuguesas (Collins, Fonseca y Harvey) y finalmente empujó al enemigo por el arroyo. En ese momento, Soult había alineado casi toda su artillería (40 cañones) en la altura entre los dos arroyos, y su fuego prohibía seguir avanzando, a menos que Beresford estuviera preparado para asaltar esa posición con los portugueses. Se negó a intentarlo, y sabiamente; porque aunque la infantería del enemigo estaba completamente fuera de combate, se detuvo.
     Los pocos tiradores franceses que permanecían en La Albuera fueron rechazados a través del río por la BRI de Alten y la batalla de La Albuera llegó a su fin.
Secuelas de la batalla
     La batalla de La Albuera fue la más sangrienta de todas las luchas de la Guerra de la Independencia, en proporción a los enfrentados. Los británicos, incluidos los BIs alemanes de Alten, tenían 10.449 hombres en el campo. Su pérdida total fue de 206 oficiales y 3.953 hombres. De estos 882 murieron, 2.733 resultaron heridos y 544 desaparecidos.
     De los 10.000 portugueses, solo la BRI de Harvey estuvo seriamente comprometida; tuvo más de 200 bajas de las 389 sufridas ese día por las tropas de esa nación, y estableció un récord muy honorable al derrotar a los dragones de Latour-Maubourg. Los otros hombres muertos o heridos se distribuyeron entre los batallones de Fonseca, Collins y Campbell, que solo fueron atacados en la última etapa de la batalla.
     Los españoles tuvieron 1.368 bajas de los 14.000 presentes, de las cuales no menos de 615 estaban en esos 4 BIs de Zayas que resistieron.
     Las pérdidas francesas Soult tuvo la desvergüenza de afirmar en su despacho al Emperador que solo tenía 2.800 muertos y heridos. Pero una lista tardía e incompleta elaborada el 6 de julio arrojó 6.000 bajas, de las cuales 900 eran desaparecidos, prisioneros y heridos que quedaron en la posición aliada. Se puede dar como válida 7.000, más de los estimados por Soult en su tardía revisión. Esta proporción con los 24.000 efectivos franceses puestos en el campo es 1 de cada 4, aunque superada tan terriblemente por los 4.150 hombres perdidos de los 10.450 entre las tropas británicas.
     Las unidades que sufrieron más fueron las 2 DIs del CE-V, que debieron perder cerca de 4.000 de los 8.400 presentes; la reserva de Werlé probablemente tuvo cerca de 2.000 bajas, de un total de 5.600; La columna de Godinot y la caballería sufrieron pérdidas muy considerables, pero eran las únicas tropas aptas para la acción al día siguiente. El CE-V quedó absolutamente destrozado; en algunos BIs solo tenían tres o cuatro oficiales ilesos, y las pérdidas fueron similares a las de las BRIs británicas de Meyers o Hoghton.
     En la mañana de ese día, cada ejército formó a su propio lado del arroyo Albuera, pero no hizo más movimiento. Beresford estaba preparado para librar otra batalla defensiva, en el improbable caso de que se le impusiera, pero no estaba dispuesto a atacar a un enemigo escondido detrás de una pantalla de bosque, y poseía una caballería y una artillería superiores y aún eficaces. Tal ataque debería ser realizado principalmente por la infantería española y portuguesa, ya que de los británicos solo los 5 BI de Abercrombie y Alten eran aptos para el servicio inmediato. La brigada desaparecida de Kemmis llegó durante el día, después de una fatigosa marcha sobre el puente de Juromenha, y añadió 1.400 efectivos más, pero, aun así, solo habría habido 4.000 infantes británicos en plena preparación de combate; los restos de las BRIs de Hoghton y Colborne se organizaron en 2 BIs provisionales de 600 hombres cada uno.
     Soult cubierto por el bosque, podía retirarse como quisiera. Pero Soult lo decidió de inmediato, ya que le había llegado la noticia de que Wellington bajaba a Elvas con 2 DIs. Su principal objetivo al mantener su terreno durante un día era organizar el transporte de una columna de 5.000 heridos a Sevilla; si se hubiera retirado de inmediato, la mayor parte de ellos habría tenido que ser abandonado. Tal como estaban las cosas, su transporte se agotó y varios cientos de casos graves tuvieron que dejarse a merced de los aliados, dentro y alrededor de la capilla del bosque de Albuera.
     Beresford los encontró allí la mañana del 18 de mayo, porque Soult comenzó su retirada antes del amanecer, unas 36 horas después de que terminara la batalla. Gazan (herido) y unos 2.000 heridos y los 500 prisioneros franceses, se dirigió hacia el sur a lo largo de la gran calzada. El propio Soult, con el resto del ejército, reducido a 14.000 hombres como máximo, retirado por una ruta más tortuosa, por Solana y Fuente del Maestre hacia Llerena y Sierra Morena. La caballería de Beresford lo siguió, pero no pudo hacer nada frente a los escuadrones preponderantes de Latour-Maubourg. La infantería aliada se quedó atrás para reanudar el asedio de Badajoz.
     El 18 de mayo, la DI de Hamilton y la caballería de Madden fueron enviadas de regreso para investir el lugar, que fue encerrado nuevamente en la madrugada del 19 de mayo, después de haber sido relevado de la presencia de los aliados por solo tres días (16-17-18 de mayo). El general Phillipon había empleado este breve respiro en la útil tarea de cegar las trincheras y baterías aliadas fuera de sus instalaciones. No encontró en ellos nada de lo que pudiera hacer botín, excepto la madera pesada empleada para las plataformas de los cañones antes de San Cristóbal. Las provisiones más valiosas se habían trasladado a Elvas, los gaviones y las fascines quemados por la DI-4 antes de abandonar la inversión la noche del 15 de mayo.
     Diecisiete días después de que el emperador Napoleón recibiera la noticia de la actuación de los lanceros (ulanos) del Vístula en Albuera, que dejó a toda una brigada de infantería británica muerta en el campo de batalla, ordenó el establecimiento de regimientos de lanceros en su ejército. Los RDs 1, 3, 8, 9, 10 y 29 se convirtieron en RCs 1, 2, 3, 4, 5 y 6 de lanceros, siendo entrenados por polacos.
     Poco después de las Guerras Napoleónicas, el RDL-16 británico fue equipado como lanceros (Arrecaballo).
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